Un pensamiento para el más allá


Hola, tanto tiempo!
Dejaré aquí un pensamiento breve que me asaltó en una noche de insomnio y que quiero registrar para la posteridad. En una de esas, en el futuro lejano, un investigador accede a este blog de casualidad y este pensamiento se convierte en una frase de culto y me ponen al lado de Bernard Shaw, Jauretche o Platón.
Va (y ojo que amo la vida como loco), ahora sí va:

"Si el suicidio tiene como precio la condena eterna, conviene arrojarse de edificios altos. Da el tiempo suficiente para encontrar una razón para seguir vivo y transformarlo en un accidente"

Bueno, es eso. Si alguien frecuenta esta mina abandonada, les diré que tengo planes de volver y quitar las telarañas.

hasta luego
piensenló

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Hola Jorge.
Una vez escuché a uno que dijo que, según estadísticas, un alto porcentaje de suicidas se arrepienten mientras se va consumando su propiocidio. Como que si te tirás del piso 12, al llegar al 7º ya te empezás a arrepentir, y en el 3º ya se te ve pegar brazadas al aire tratando de aferrarte a una mosca que pasaba justo por ahí.
Quién sabé entre cuántos tipos que pudieran contarlo pudo hacer el relevamiento.
Como chicana legal para el juicio final, tu teoría puede funcionar, pero como siempre se fijan en la intención, no será eterno, pero algunos años de purgatorio te vas a tener que comer.
Afectuosamente
Susana
el bueno de mí ha dicho que…
Y lo pienso y si, tenés razón y hacés bien respectivamente.
Desempolve mijo, desempolve, que hace bien y combate la gelatinización de los fluidos que deben fluir.
Imaginesé que sería de la monada si sólo quedáramos a la merced de los engripados.
Estése seguro que esto de escribir no es un suicidio, sino todo lo contrario.
Metele que son pasteles.
Anónimo ha dicho que…
Bueno si es por suicidarse de manera tal de eludir el postrer castigo, creo que el artilugio legal que los exime de toda punición, lo han hallado los fumadores. ¿qué otra cosa que un suicidio es el repulsivo y mal oliente vicio? Y es una actividad que se la puede comparar con el salto desde un edificio tan alto que demoran décadas en convertirse en una pesarosa mancha de espantosa vista, en el ya áspero, como asfalto, espíritu de los que lo bienquieren y que deben soportar la caída libre del obsecado ser querido. Aún a pesar de los ruegos por evitar el fatal brinco.
Pero es posible que en la oficina legal y técnica del más allá, hubieran dejado un hueco legal, y la pulsión succionadora de tabaco no sea considerada suicidio.
Pero igual es un autocidio aunque no esté penado.
Seguro que esto no le gustó , así que me hago humo.
Un abrazo(ahórrese el pico que tiene olor a pucho) de SERGIO.