Ilusa porque cree, cuando la llevo de la mano, que es solo ella la cuidada.
Si supieras cuántas veces el planeta se me hace de cristal, y siento que camino por la rajadura.
Y me tomo de tu mano para que el abismo no me trague, como si fueras el ancla.
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El pecho paterno es buena almohada para las cabezas de hijas con tribulaciones.
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Y cuando crecen,
no es que les damos la libertad (que siempre estuvo ahí para ellas),
las indultamos de nuestra amorosa capacidad de asfixia.
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